Símbolo de fertilidad, de abundancia y de prosperidad. El arrojar arroz sobre los novios a la salida de la Iglesia es una tradición que se cree originaria de Oriente, aunque en las últimas décadas se ha extendido a lo largo de infinidad de países europeos así como al norte y sur de América. El gesto, que es tan sencillo como sacar un puñadito de delicadas semillas del interior de una bolsa para lanzarlas sobre la pareja tras el ‘si quiero’, se convierte así en un símbolo con cientos de años de tradición, y con el que los invitados desean una vida entera de felicidad y buenos deseos a los recién casados.
Y es que el lazo entre las ceremonias de matrimonio y los granos de arroz y otros cereales no es exclusivo de las bodas católicas. De hecho, data de tiempos de la Antigua Roma,y está relacionado con la tarta de bodas tal y como la conocemos hoy. Por aquel entonces, la tradición mandaba que la novia portase consigo espigas de trigo en forma de ramo o trenzadas en el pelo, como símbolo de fertilidad, mientras que el novio se encargaba de ‘romper’ pequeños pasteles de trigo horneado sobre la cabeza de la desposada con la misma intención. La pareja repartía posteriormente las migas entre los invitados junto con un puñado de nueces y almendras aderezadas con miel, tambien llamado conffeto, y que eran arrojados con entusiasmo sobre los novios tras el enlace.
Con el tiempo, estas semillas de trigo, migas y frutos secos serían sustituidos por granos de arroz y, más tarde, por las nuevas versiones de hoy en día, que abarcan desde semillas ecológicas hasta pétalos de rosa y hojas secas (especialmente en las bodas de otoño), confeti con formas, burbujas de jabón o la tradición mexicana de hacer sonar diminutas campanillas al paso de los novios.
Arrojar burbujas de jabón a los novios |
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