Entre los 190 invitados a la boda de Marta Ortega y Sergio Álvarez, había más amigos y familiares que los personajes del gran mundo que se podría esperar, cuando el anfitrión es el Amancio Ortega el hombre más rico de España y la 9ª fortuna del planeta.
Marta llevaba el pelo recogido, velo pero con la cara descubierta y un vestido del que sólo se veía el escote. Poco después la familia envió el boceto del traje de novia, una idea de Marta desarrollada con su amigo Narciso Rodríguez, el diseñador cubano afincado en Nueva York.
“Es que a Marta lo de las celebridades, la prensa del corazón, los famosos porque sí y llamar la atención, no le gusta nada“, nos comentaba la misma tarde del enlace José Bono junior, amigo personal y colega en la afición a los caballos de la heredera del imperio Zara.
El hijo jinete de José Bono, considerado durante un tiempo como posible romance de la hija de Amancio Ortega, no estaba invitado a la boda, ni tampoco Cayetano Martínez de Irujo, ni la infanta Elena, ni Carlota Casiraghi, algunos de los nombres que se barajaban como asistentes a la boda del año.
“Hay jinetes asturianos amigos de Sergio, pero no podían invitar a todos los que concursamos con ella, somos muchos y te repito que a Marta le gusta la intimidad, que es gente muy familiar y sencilla”, añadía Bono.
Día nublado y algo frío en las afueras de La Coruña, donde Amancio Ortega tiene su lugar favorito de descanso, el pazo de Ancéis. Allí mismo celebró el patrón del imperio Inditex su segundo matrimonio con Flora Pérez, la madre de Marta.
Ancéis ,convertido estos días en una fortaleza cerrada, sólo abrió este sábado sus puertas metálicas para que entraran los invitados, en su mayor parte conducidos en minibuses con cristales tintados que no dejaban distinguir de quién se trataba, aunque curiosos y periodistas pudieron reconocer a la soprano Ainoha Arteta, casada con el jinete Jesús Garmendia, amigo de los novios.
Pero para sorpresa de todos, a las ocho de la tarde, la novia y su padre y padrino llegaron al pazo en un coche con cristales normales que dejaban ver a una feliz Marta Ortega y Amancio su padre, también sonriente y muy tranquilo, como había declarado horas antes a los periodistas que se le acercaron, aunque son contadas las ocasiones que la prensa ha podido hablar con el empresario.
Después de una luna de miel que empezará en el avión privado de la familia Ortega, la pareja vivirá en La Coruña donde Marta tiene su trabajo en la empresa familiar, aunque seguirá viajando con su marido a los concursos hípicos donde los dos participan. Sergio Álvarez ya es uno de los mejores jinetes del mundo. ”Marta ha aprendido mucho con él y ha mejorado muchísimo, no creo que deje de montar”, nos contaba José Bono junior.
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