Unas mil 900 personas, entre ellos un millar de familiares y amigos de los novios, fueron invitados a la ceremonia religiosa de la boda del príncipe Guillermo y de Kate Middleton. De ellos, sólo 650 asistirán a la recepción al mediodía en el palacio de Buckingham, y apenas 300 a la cena posterior.
El embajador sirio Sami Jiyami era uno de los invitados más polémicos del enlace real. Pero el gobierno británico le retiró a última hora la invitación. La decisión la anunció Foreign Office (el Ministerio de Asuntos Exteriores británico), y dijo que fue a causa de la violenta represión contra los partidarios prodemocráticos en el país.
“El cuento de hadas moderno” se consumará este viernes. Middleton y Guillermo deslumbrarán al mundo, cuando a las 11:00 (hora local de Londres, Inglaterra) protagonicen el servicio matrimonial del siglo, oficiado por el reverendísimo decano de Westminster.
Ayer, la novia pasó su última noche de soltera en el Hotel Goring, en la suite más lujosa (remodelada con un costo de 170 mil euros), que incluyó una cama con dosel, un inodoro “venerable” fabricado en el siglo XIX por el fontanero Thomas Crapper, y un camisón antiguo, que se cree que es un prototipo de uno que llevó la reina Victoria la noche de su boda.
Se prevé que Catherine y su padre salgan del lugar a las 10:48 horas, rumbo a la Abadía de Westminster, en un Rolls-Royce Phantom.
Según lo previsto en el programa oficial, el novio llegará a las 10:15 horas a la Gran Puerta Oeste de la Abadía, acompañado de su hermano y su alteza real príncipe Enrique de Gales, que serán recibidos por el decano de Westminster.
Mientras que la reina Isabel estaría acompañada por el duque de Edimburgo, mientras que el príncipe de Gales escoltará a la soberana.
Según en el programa, Kate no prometerá “obediencia” a su marido, el príncipe Guillermo, sino “amarle, confortarle, honrarle y guardarle”, siguiendo la opción contenida en el Book Of Common Prayer de 1966.
Los novios rompieron la tradición y no asistieron a la cena que ofreció la Reina a algunos invitados.
El príncipe de Gales, la duquesa de Cornualles, el príncipe Enrique, los padres de la novia, Carole y Michael Middleton, y la hermana, Pippa, serán los testigos, encargados de firmar las actas matrimoniales.
La nave central de la Abadía, que desde ayer fue decorada con flores cultivadas en propiedades reales, lucirá los lirios que representan el primer amor, y las azaleas que, para los chinos, son el símbolo de la feminidad, así como rododendro y delicadas glicinias provenientes del parque de Windsor, además de una veintena de grandes árboles, entre ellos arces; la decoración fue autoría del florista Shane Connolly.
Tras convertirse en marido y mujer en la Abadía de Westminster, el príncipe Guillermo y Kate Middleton recorrerán en carroza, durante unos 15 minutos, los 2 km que les separan del palacio de Buckingham, pasando por lugares emblemáticos de Londres.
Los primeros en llegar. Desde ayer comenzaron a llegar a Londres algunos invitados a la boda, ya que la reina Isabel II, previamente al evento principal, organizó una cena para todos ellos. Los primeros en llegar fueron el príncipe Pablo de Grecia y su esposa Marie Chantal. Poco después llegó doña Sofía con los príncipes de Asturias, que fueron muy aplaudidos por el público. Doña Letizia iba espectacular con su vestido y accedió a posar a pesar de las bajas temperaturas.
Tras ellos llegaron los duques de Essex y los de York, la reina de Dinamarca y el príncipe de Gales con la duquesa de Cornualles, que era la única que iba con vestido corto, porque, igual que su marido, sólo fue a saludar, pues se les esperaba ayer a cenar en Clarence House. La cena se llevó a cabo en el Hotel Mandarin Oriental, en Londres (Reino Unido).
Los detalles
El menú
Los invitados degustarán las especialidades clásicas de la cocina inglesa. Los cocineros trabajaron sin descanso para servir los canapés del cóctel de mediodía y los platillos de la cena formal, que será coronada no por uno, sino dos pasteles nupciales.
El palacio ofrece normalmente ocho tipos de canapés fríos y cinco calientes. Las especialidades incluyen salmón ahumado, crepes de hierbas, empanadas de Cornualles y rollos de salchicha. No son demasiado grandes.
Para acompañar el menú habrá champaña, vino espumoso y una limonada, sin olvidar las tartas, diseñadas por la repostera británica Fiona Cairns.
Ya por la noche, 300 invitados acudirán a la cena en el palacio de St. James, pero en este caso, el secreto se está guardando al máximo.
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